martes, 27 de abril de 2010

Una bocanada de optimismo



Hoy ha sido un gran día. A nada que el sábado sea la mitad que hoy, nos vamos a divertir mucho. Y digo nos vamos porque creo que es fundamental tener buenas sensaciones, de esa que atraen a las musas. Pero el optimismo me llega hoy por el lado físico de las circunstancias. La noticia no es menos buena por esperada, y es que ya casi no me acuerdo de la lesión cuando estoy toreando. Es cierto que después sigo con el hielo y con la rehabilitación porque hay que ser cautos y no me puedo permitir un retroceso en la recuperación. Pero va viento en popa, y eso es lo importante.

Hoy he matado un toro en la finca de Los Recitales y me lo he pasado en grande. Era importante ver cómo respondía el pie delante de un toro con volumen y con poder, y la verdad es que ni me he acordado de la lesión. He estado tan a gusto y lo he saboreado tanto que casi me han tenido que obligar a matarlo. Si hubiera sido por mí, todavía le estaría pegando muletazos.

El toro ha sido bueno, muy noble, obedeciendo bien a los toques. Lo hacía mejor cuando le dabas un tiempecito entre muletazo y muletazo, pero terminó entregado y lo he cuajado de verdad. Sobre todo con la mano izquierda, que me está dando un resultado sensacional. Creo que he ganado mucho en profundidad y en largura, y el muletazo adquiere mucha más dimensión.

Mañana mato otros dos toros y luego descansaré hasta el sábado. Me encantaría quedarme con el sabor de boca de hoy, porque cuando uno siente el toreo, os lo garantizo, no lo cambia por nada del mundo...

sábado, 24 de abril de 2010

De nuevo en la batalla

Sí, ya sé que os he tenido muy abandonados últimamente y que no os he contado muchas de las cosas que han ocurrido a mi alrededor, pero ha sido un comienzo de año bastante duro y la verdad es que no sabía por dónde comenzar. Supongo que tiene que se por el principio, y empezando una temporada nueva, comencemos por el presente.

Todos sabéis cómo se inició la presente temporada y qué fue lo que sucedió en Guijuelo. Un cúmulo de casualidad se empeñaron en hacer de un día bonito y de agradecimiento de un montón de recuerdos se convirtiera en un contratiempo para mí. No pasa nada. Fue un golpe duro de asimilar, pero ahora que ya lo he hecho, no voy a hurgar más en la herida. Aunque supuso que nos perdiésemos los dos festejos programados en Ecuador y que, prácticamente, la primera corrida de la temporada sea la del sábado en Madrid.

Lo que sí os digo, y es algo de lo que me siento muy orgulloso, es que el pie funciona muy bien y que las dobles sesiones de rehabilitación me han venido de lujo para recuperarme a tiempo. Por ello tengo que darle las gracias al equipo del doctor Jesús Cuadrado, especialmente al fisioterapeuta, Pedro Gallego, que es, además de un buen amigo, un pedazo de profesional. Y mi gente, claro, que ha estado siempre conmigo y es fácil luchar cuando sabes que no lo haces sólo.

Ahora lo que veo en el horizonte es la plaza de Las Ventas, y ya comienzan a revolotear los sentimientos en el estómago. Queda una semana y por mi cabeza ya no pasa otra cosa. Ahí está escondido mi futuro, detrás de las orejas de los de Adelaida. Y espero veros allí para celebrar conmigo el triunfo que llevo buscando tanto tiempo y que ahora sé cómo conseguir. Aunque, por supuesto, para lograrlo me vendría muy bien algo de colaboración de los de Fernando, que seguro que estarán a la altura.

En el campo, estos días, he visto cómo iban remitiendo los dolores y, es curioso, molesta menos el pie cuanto mejor me encuentro con los animales. Esta semana va a ser muy completita, pero prometo manteneros al corriente casi a diario, porque quiero que compartáis conmigo el que quiero que sea mi regreso al futuro...