martes, 27 de abril de 2010

Una bocanada de optimismo



Hoy ha sido un gran día. A nada que el sábado sea la mitad que hoy, nos vamos a divertir mucho. Y digo nos vamos porque creo que es fundamental tener buenas sensaciones, de esa que atraen a las musas. Pero el optimismo me llega hoy por el lado físico de las circunstancias. La noticia no es menos buena por esperada, y es que ya casi no me acuerdo de la lesión cuando estoy toreando. Es cierto que después sigo con el hielo y con la rehabilitación porque hay que ser cautos y no me puedo permitir un retroceso en la recuperación. Pero va viento en popa, y eso es lo importante.

Hoy he matado un toro en la finca de Los Recitales y me lo he pasado en grande. Era importante ver cómo respondía el pie delante de un toro con volumen y con poder, y la verdad es que ni me he acordado de la lesión. He estado tan a gusto y lo he saboreado tanto que casi me han tenido que obligar a matarlo. Si hubiera sido por mí, todavía le estaría pegando muletazos.

El toro ha sido bueno, muy noble, obedeciendo bien a los toques. Lo hacía mejor cuando le dabas un tiempecito entre muletazo y muletazo, pero terminó entregado y lo he cuajado de verdad. Sobre todo con la mano izquierda, que me está dando un resultado sensacional. Creo que he ganado mucho en profundidad y en largura, y el muletazo adquiere mucha más dimensión.

Mañana mato otros dos toros y luego descansaré hasta el sábado. Me encantaría quedarme con el sabor de boca de hoy, porque cuando uno siente el toreo, os lo garantizo, no lo cambia por nada del mundo...

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